sábado, 5 de febrero de 2011

tijereta

   

dermaptera

 

    Los dermápteros (Dermaptera, del griego derma, piel y pteron, ala) son un orden de insectos conocidos popularmente como cortapichas, tijeretas o tijerillas. Son insectos de cuerpo alargado, algo aplanado, de tamaño mediano a pequeño, de color pardo o rojizo, y con dos cercos posteriores en forma de tenaza. Normalmente viven bajo piedras o entre la corteza de los árboles. Reciben otros nombres, como cortapichas o pinchaorejas (perce-oreille en francés, de donde parece derivar earwig, en inglés), todos los cuales aluden a la impresión que producen los cercos en forma de pinza.

    Son insectos frecuentes, de los que existen unas 1.840 especies,1 la mayoría tropicales, aunque también los hay en regiones templadas. Las alas anteriores (en caso de existir) funcionan como élitros o más bien elitroides, y recubren las posteriores que son semicirculares y membranosas; comparten este rasgo anatómico con los escarabajos de la familia estafílinidos, aunque no están relacionados evolutivamente con ellos. Los cercos posteriores están fuertemente curvados en los machos, que los usan durante la cópula. Sirven además para las operaciones de desplegar y recoger las alas. Son hemimetábolos, y tienen de 4 a 6 instares ninfales.

   En cuanto a la alimentación, la mayoría son omnívoras o saprófagas. Los omnívoros son nocturnos, y usan los cercos en la depredación. Poseen también glándulas repugnatorias defensivas.

    Muchas especies prodigan cuidados maternales a los huevos, volteándolos y lamiéndolos continuamente para evitar cualquier contaminación.2 Una parte de los miembros del grupo son vivíparos, habiendo desarrollado en la evolución estructuras placentarias para la nutrición de los embriones.

   Se diferencia al macho de la hembra por que tiene unos ceros mas poderosos y arqueados, en primavera machos y hembras se reúnen y permanecen escondidos en sus escondrijos el apareamiento de da a finales de agosto por lo general.

Las larvas son parecidas a los adultos pero son mas claras, sufrirán treas perdidas de piel (mudas) hasta llegar a tener el mismo color que el adulto.

La tijereta es un animal que le gusta habitar sitios crepuslares y ocultos, por lo general en el día permanece escondido.

chilopodos

Chilopoda

    Los quilópodos (Chilopoda, del griego kheilos, labio y podos, pies), son una clase de miriápodos conocidos popularmente como ciempiés y escolopendras (Scolopendra cingulata). Tienen un cuerpo alargado y estrecho formado por 21 segmentos o anillos (metámeros), con un par de patas en cada uno de ellos y que pueden llegar a medir hasta 10 cm. Pueden poseer veneno. Se conocen quilópodos fósiles del Silúrico Superior, hace unos 420 millones de años.

Son carnívoros y para capturar a sus presas tienen unos apéndices bucales muy desarrollados que segregan veneno. Se han descrito unas 3.300 especies.

     Los quilópodos (ciempiés) se distinguen de los diplópodos (milpiés) en que sólo tienen un par de patas por cada segmento o metámero de su cuerpo, mientras que los milpiés tienen dos pares de patas por metámero.

Han sido capaces de colonizar muchos ambientes distintos, desde los áridos desiertos al círculo polar ártico, pero requieren siempre microclimas húmedos debido a su alta tasa de perdida de agua.

Características

La piezas bucales de los quilópodos están formadas por un par de mandíbulas y dos pares de maxilas, que están fusionados en una pieza única; además, el primer par de patas está modificado en grandes uñas, llamadas forcípulas, que usan para capturar las presas y por tanto, actúan como piezas bucales adicionales; las forcípulas alojan en su interior una glándula venenosa.

     La cabeza posee una placa cefálica, similar a los esternitos. Lateralmente en la cabeza algunas especies poseen ojos; las especies de Geophilomorpha son ciegos, Scutigeromorpha se caracteriza por mostrar un par de ojo compuesto, y el resto pueden ser ciego o poseer uno o más pares de ojos simples. Posee un par de antenas que varia en longitud y número de segmentos, excepto para Geophilomorpha que siempre poseen 14 segmentos.

Cada uno de los segmentos de su cuerpo posee un par de patas, y placas en las zonas dorsal y ventral, tergito y esternito respectivamente. En los laterales posee una región blanda que se conoce como membrana plueral; es en esta membrana en la que ocurre el intercambio gaseoso, excepto para Scutigeromorpha que posee esta región en la zona dorsal.

Los diferentes segmentos de las se denominan, desde el más próximo al más distante, coxa, trocánter, prefémur, fémur, tibia y tarso, terminando en uñas tarsales.

El segmento terminal posee un par de patas comúnmente denominado par anal. No son usadas para caminar, y usualmente tienen diferencias morfológicas con el resto; se utilizan para defenderse o para atraer al sexo opuesto, por lo que se aprecia un claro dimorfismo sexual. Los órganos sexuales también se ubican en este segmento; se pueden ver externamente en Scutigeromorpha, Lithobiomorpha y algunos Geophilomorpha, por lo que machos y hembras son fácilmente distinguibles. En cambio Scolopendromorpha no posee los órganos sexuales externos, pudiendo identificarse el diformismo sexual debido a que las hembras son más largas o anchas que los machos; al aplicar presión y agua tibia en el último esternito los órganos sexuales emergen.

Destaca un órgano llamado órgano de Tömösvary. Se piensa que es una órgano sensorial pero no se sabe con certeza. En Lithobiomorpha y Scutigeromorpha se ve externamente como una elipse que se encuentra en la zona anterior a los ojos. Se han presentado evidencias de que es capaz de detectar el sonido.

Tienen mecanorreceptores en forma de espina y pelos, que se encuentran en patas y antenas. Lithobiomorpha posee poros coxales en la superficie ventral de las patas 12 a 15 en adultos. Estos se ubican en regiones formadas por hileras de 3 a 4 poros, los cuales se creen poseen un papel en la regulación osmótica y la liberación de feromonas. Estos poros se encuentran también en menor cantidad en ciertos Geophilomorpha y Scolopendromorpha en varios esternitos y últimas coxas. No se sabe si cumplen la misma función en los distintos ordenes.

Ciclo de vida

La reproducción de estos miriópodos no involucra la cópula, sino que el macho deposita un espermatóforo para que la hembra lo recoja. En ciertas especies los machos los depositan en una tela, y hacen un baile nupcial a la hembra para que los recoja; en otras el macho simplemente lo deja para que la hembra lo encuentre. En zonas templadas la puesta de huevos ocurre en primavera y verano, pero en las zonas tropicales y subtropicales parece no haber una estacionalidad en la época de reproducción. Cabe destacar que se conocen algunas especies que utilizan la partenogénesis.

Lithobiomorpha y Scutigeromorpha ponen sus huevos en hoyos en la tierra, los cuales luego cubren y abandonan; ponen entre 10 a 50 huevos, los cuales no poseen un tiempo definido para su desarrollo pudiendo tomar entre uno a unos pocos meses. El tiempo que demoran en llegar a las etapa adulta es completamente dependiente de la especies, pudiendo tomarles meses o años, vale decir que son longevos en comparación a los insectos, llegando a vivir unos 6 años. Por su baja natalidad, y largos periodos de desarrollo, se los ha clasificado como Selección K.

Geophilomorpha y Scolopendromorpha en cambio, ponen entre 15 a 60 huevos los cuales son puestos en un nido en tierra o madera; los cuales son cuidados por la hembra, quien los protege y los lame para que no se desarrollen hongos. Llegando algunas especies incluso a quedarse la hembra con las crías, pero si esta es molestada lo más seguro es que abandone los huevos o crías, pudiendo comérselos; los huevos abandonados son fácilmente presa de los hongos. Scolopendromorpha, posee ciertas especies en que las crías se alimentan de la madre.

El ciclo vital de Craterostigmomorpha es casi completamente desconocido.

Anthophila

Anthophila

 

Los antófilos (Anthophila, gr. "que ama las flores") son un clado de insectos himenópteros, sin ubicación en categoría taxonómica, dentro de la superfamilia Apoidea. Se trata de un linaje monofilético con más de 20.000 especies conocidas de abejas.1 Es posible que haya muchas más especies que aún no han sido descritas. Se las encuentra en todos los continentes excepto Antártida y en todos los hábitats donde hay plantas con flores (magnoliofitas o angiospermas). Están adaptadas para alimentarse de polen y néctar, usando el primero fundamentalmente para alimento de las larvas y el segundo como material energético. La especie mejor conocida por todos es la abeja doméstica (Apis mellifera), a veces simplemente llamada "abeja". Esta especie es un insecto social que vive en enjambres formados por tres clases de individuos: reina, obreras y zánganos. Sin embargo, la mayoría de las especies de abejas son solitarias, es decir que no forman enjambres. Existen también un número de especies semisociales, con capacidad de formar colonias, por ejemplo los abejorros. Estas colonias no llegan a ser tan grandes ni duraderas como las de la abeja doméstica.

Polinización

Las abejas son los polinizadores más importantes de las plantas con flores o magnoliófitas. Se calcula que la tercera parte de los alimentos humanos son polinizados por insectos, fundamentalmente abejas.

La mayoría de las abejas son de cuerpo velludo con pelos plumosos; llevan una carga electrostática. Todo esto ayuda a que el polen se adhiera a su cuerpo. Con sus patas transfieren el polen a las canastas de polen que pueden ser de dos tipos: scopas o corbículas. Algunas especies de abejas son muy especializadas y colectan polen de unas pocas especies de plantas, otras son generalistas y visitan muchos tipos de flores diferentes. Pero en general visitan flores de una sola especie por un período de tiempo antes de ir a otra especie, lo cual es beneficioso para las plantas que requieren polen de la misma especie para su fecundación. La abeja posee dos antenas (órganos del olfato), que le sirven para localizar las flores, y dos pares de alas, muy delgadas, que permiten a algunas especies largos vuelos de hasta 12 km .

Evolución

La abeja fósil más antigua conocida (encontrada en ámbar de Birmania y descripta en 2006) pertenece al Cretácico temprano, presenta caracteres muy primitivos que la relacionan con las avispas. Se la denominó Melittosphex burmensis y se calcula que su edad es de alrededor de 100 millones de años. Tiene caracteres especializados, apomorfias, típicos de Anthophila o sea de abejas, pero además conserva dos caracteres ancestrales o plesiomorfias de las patas (dos espolones tibiales y un basitarso delgado), éstos son caracteres de transición entre las abejas y otros grupos de himenópteros. Otra abeja fósil descubierta en ámbar es Cretotrigona prisca de Nueva Jersey, Estados Unidos; su edad se calcula entre 65 y 75 millones de años, a fines del Cretácico o sea alrededor de 30 millones de años más reciente que Melittosphex burmensis. Es un miembro de la subfamilia Meliponinae en la familia Apidae y es considerada una especie más avanzada evolutivamente.

Los primeros polinizadores no fueron abejas sino escarabajos y o moscas, es decir que el síndrome floral de polinización ya estaba bien establecido cuando aparecieron las abejas. Lo importante es que éstas desarrollaron especializaciones o adaptaciones a esta función lo que las llevaron a ser los polinizadores más eficientes de las flores. Es posible que la aparición de estas adaptaciones haya motivado o contribuido a la radiación adaptativa de las plantas con flores (Magnoliophyta), contribuyendo a su vez al aumento de la biodiversidad de las abejas

De los grupos vivientes se considera que Dasypodaidae es el más primitivo y que es el taxón hermano de todas las otras abejas. Anteriormente se creía que Colletidae era el grupo basal por tener una lengua corta, considerada primitiva por ser similar a la de las avispas, pero hoy en día se piensa que se trata de evolución convergente y no una condición plesiomórfica.

 

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---------- Mensaje reenviado ----------
De: SOLANGE PATRICIA MARTINEZ OCAMPO <smartinezocampo56@gmail.com>
Fecha: 5 de febrero de 2011 21:13
Asunto:
Para: malaguerajg.6868907234@blogger.com


Mosca

      Mosca es el nombre vulgar dado a numerosas especies de insectos, sobre todo a las pertenecientes al orden de los dípteros (Diptera). Seguramente, las moscas han seguido al hombre desde la prehistoria y son, por tanto, unos de los insectos más arraigados en el imaginario popular.

 

 ¿Qué se entiende por mosca?

    El término "mosca" es muy vago y es difícil precisar qué especies se incluyen bajo esta denominación. La definición dada por el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española no aclara el asunto; dice que tiene el "cuerpo negro" por lo que, sorprendentemente, no incluye a la mosca común (Musca domestica), cuyo abdomen es amarillento.

    En todo caso, las especies que pertenecen a la familia de la mosca común (Muscidae) son claramente moscas para el vulgo; algunas especies de familias próximas, como Calliphoridae o Sarcophagidae, reciben más bien el nombre de moscardones, dado su gran tamaño, su cuerpo peludo y el zumbido más grave de su aleteo. Otros dípteros reciben nombres concretos, como los tábanos y los mosquitos.

   Las moscas típicas (Muscidae y familias próximas), como todos los dípteros, poseen un cuerpo dividido en tres regiones o tagmas; cabeza, tórax y abdomen; poseen ojos compuestos por miles de facetas sensibles a la luz individualmente que limpian constantemente frotando sus patas, y piezas bucales adaptadas para succionar, lamer o perforar; ninguna mosca es capaz de morder o masticar, pero muchas especies pican y succionan sangre; solo tienen dos alas, las alas posteriores están reducidas a unas estructuras llamadas halterios o balancines que actúan como órganos estabilizadores del desplazamiento.

      Tienen el cuerpo cubierto por numerosas sedas sensoriales con las que pueden saborear, oler y sentir. Las sedas de las piezas bucales y de las patas se usan para saborear; las moscas saborean lo que pisan; si pisan algo sabroso, bajan la boca y lo vuelven a probar. Las patas poseen unas almohadillas adherentes que les permiten caminar sobre superficies lisas como el vidrio, incluso boca abajo.

El ciclo de vida de la mosca es holometábolo, es decir, se suceden de cuatro fases morfológicas: el huevo, la larva o cresa, pupa, y el adulto. Algunas especies completan este ciclo en unos pocos días; otras, en uno o dos meses. Sin embargo, no todas las moscas ponen huevos. Algunas especies son ovovivíparas, los huevos eclosionan en el interior de la madre, de manera que las crías salen al exterior ya en forma de larvas.

Viven en la basura y en sitios en los que haya materia fecal de animales. Los animales muertos atraen a las moscas a las pocas horas de haber muerto. La mayoría de las moscas son diurnas.

Las moscas forman parte de casi todos los ecosistemas, en todos los hábitats terrestres. Las consecuencias de su presencia en el medio ambiente y en la sociedad humana son de importancia excepcional.

           Positivo. Las moscas y otros insectos, tal como los escarabajos excavadores, son muy importantes en el consumo y eliminación de los cadáveres de los animales. Las moscas también son esenciales en convertir la materia fecal y en la descomposición de la vegetación. Las moscas taquínidas se usan como control biológico porque parasitan a distintas especies de bichos chinches. Las moscas también sirven como presa para otros animales incluyendo aves y pequeños roedores, son así parte importante de la cadena alimentaria. Algunas son activos polinizadores (por ejemplo, se crían las moscas en grandes números para servir como polinizadoras de girasoles en los invernaderos de Japón, también son buenos polinizadores de coles y otras plantas crucíferas).

           Negativo. Dado que la materia fecal y la carne en descomposición atraen a las moscas, se implican a las moscas con la transmisión de enfermedades infecciosas como la disentería, el cólera, y la fiebre tifoidea al contaminar los alimentos sobre los que se posan. También son vectores en la transmisión de epizootias, como por ejemplo la mosca tse-tsé que propaga, por picadura, la enfermedad del sueño entre los bóvidos y el hombre. Las larvas de algunas moscas producen miasis (gusaneras o bicheras) en el ganado (Cochliomyia hominivorax, el gusano barrenador del ganado) y en el hombre (Dermatobia hominis).


mantis religiosa

Mantis religiosa

La mantis religiosa o santateresa (Mantis religiosa) es una especie de insecto mantodeo de la familia Mantidae originaria de sur de Europa; fue introducida en Norteamérica en 1899 en un barco con plantines y a pesar de ser una especie introducida, es el insecto oficial de Connecticut.

 

Descripción

Es un insecto de tamaño mediano, con un tórax largo y unas antenas delgadas. Tiene dos grandes ojos compuestos y tres ojos sencillos entre ellos. La cabeza puede girar hasta 180º. Sus patas delanteras, que mantiene recogidas ante la cabeza, están provistas de fuertes espinas para sujetar a sus presas.

Son animales solitarios excepto en la época de reproducción, cuando macho y hembra se buscan para aparearse. Cuando hay más de un macho cerca de una hembra, éstos se pelean y sólo uno se reproduce. Las hembras son mayores que los machos. Durante y tras el apareamiento la hembra se come al macho.

Puede ser de color verde o pardo con distintos matices. El color del adulto lo determina el del medio en el que habita durante su última muda (por ejemplo, amarillo, si se trata de paja seca, o verde, si es hierba fresca).

Es el único animal conocido que cuenta con un único oído, y lo tiene localizado en el tórax.

Comportamiento

Alcanzan un año de vida, durante el cual mudan seis veces antes de convertirse en adulto. Para mudar se suspenden de una rama, se desprenden de la vieja muda y salen por la parte anterior de la última cutícula .

Este insecto no es venenoso. Utiliza sus fuertes patas delanteras para atrapar a sus presas y devorarlas vivas.

Caza al acecho, permanece inmóvil con las patas delanteras juntas (por lo que parece que está rezando), a la espera de que una presa se acerque. Cuando otro insecto se posa junto a ella, lo observa girando la cabeza (las mantis gozan de muy buena vista) y lanzándose al ataque de inmediato. Hay un tipo de arte marcial inspirado en su forma de atacar. Sus patas delanteras sujetan a la víctima y la mantis comienza a alimentarse de ella inmediatamente, incluso si su presa sigue luchando para escapar.

Las presas pueden ser devoradas en parte o en su totalidad, y dejan únicamente como restos del festín patas, alas o élitros, que la mantis escrupulosamente deja caer al suelo. Para alimentarse, es capaz de cazar: ranas, lagartijas, pequeños ratones y colibríes.

Si bien tienen preferencias por animales vivos para su alimentación, en cautiverio también pueden llegar a alimentarse de insectos muertos, siempre que alguien se los acerque a sus patas raptoras o boca, aunque su actividad predadora se ve disminuida.

Reproducción

En la época de apareamiento la hembra segrega feromonas, con lo que atrae al macho, y es el único momento en el que los machos y hembras se reúnen. Durante este periodo las hembras se vuelven muy agresivas y, en ocasiones, acaban por comerse a su compañero durante o después del apareamiento, empezando por la cabeza. Este comportamiento está bastante mitificado, ya que, si bien se da con frecuencia en cautiverio, es raro en libertad. La cópula dura unas dos horas.

En el apareamiento, en primer lugar el macho rodea a la hembra hasta saltar a su dorso y poner en contacto sus antenas con las de la hembra. A continuación, el macho pone en contacto sus estructuras genitales con las de la hembra y deposita el espermatóforo en el interior de la hembra.

La puesta de los huevos se hace en otoño y los huevos eclosionan en primavera. Pone sus huevos en montoncitos espumosos (ootecas), que ata a las ramitas. La espuma se endurece pronto y protege los huevos hasta que se abren. Cada saco puede albergar entre 200 y 300 huevos, pero sólo unos pocos sobreviven.

   La relación enre la mantis religiosa y el ser humano ha sido un tanto contradictoria ya que, por un lado, ha despertado la curiosidad y la admiración, y por otro suscita la desconfianza y el miedo. En general en España la cultura popular equivocadamente presenta a la mantis religiosa como un animal peligroso y venenoso a pesar de ser totalmente inofensivo y beneficioso para el ser humano, pues devora gran cantidad de otros insectos. En algunos municipios la mantis religiosa recibe nombres vernáculos como "muerte" o "caballito del diablo", que revelan esa concepción negativa. Contrastan estas denominaciones con las de "religiosa", del nombre científico y común, y la de "santateresa", que hacen alusión a esa posición en la que parece que se encuentra rezando cuando acecha a sus presas.

El hecho de ser un gran predador de otros invertebrados como saltamontes hace que se la considere como especie muy beneficiosa. Igualmente, su belleza y su agresividad parecen generar una especial atracción en muchas personas.

Encontrar sus puestas se considera un buen augurio en algunas zonas.

Además de Mantis religiosa, pueden criarse en cautividad otros géneros de la familia de los mántidos como Sphodromantis viridis (gran mantis africana).

  La denominación popular de la mantis religiosa es santateresa, tatadiós, campamocha, madre víbora, mamboretá, cerbatana, usamico, maríapalito (Ocaña, Colombia), comepiojos, matapiojos, armacaballo (Santander, Colombia), muerte (Arroba de los Montes, Ciudad Real) o caballito del diablo (Villarrubia de los Ojos y Fuente el Fresno, Ciudad Real).

Culicidae

Culicidae

     Los culícidos (Culicidae) son una familia de dípteros nematóceros conocidos vulgarmente como mosquitos, y en algunas partes de América como zancudos. Incluye, entre otros, los géneros Anopheles, Culex, Psorophora, Ochlerotatus, Aedes, Sabethes, Culiseta y Haemagoggus. En la actualidad existen un total de 39 géneros y 135 subgéneros reconocidos con algo más de 3.200 especies reconocidas  El descubrimiento de nuevas especies así como cambios en la sistemática y las dificultades en la aceptación de algunos taxones hace imposible reflejar cifras exactas. Son insectos voladores, que poseen un cuerpo delgado y patas alargadas; el tamaño de los adultos varía según las especies, pero rara vez superan los 15 mm. Las larvas y pupas se desarrollan en el agua.

     En la mayoría de los culícidos hembra, las piezas bucales forman una larga probóscide preparada para perforar la piel de los mamíferos (o en algunos casos de aves, reptiles o anfibios) para succionar su sangre. Tras perforar al individuo y succionar la sangre, los mosquitos pueden inyectar hasta 6/4 partes de veneno común, lo que causa el hinchazón de la picadura.Las hembras requieren del aporte que constituye la sangre para poder iniciar el ciclo gonotrófico y poder hacer así una puesta de huevos.Si se ha ingerido una gran cantidad de caramelos antes de la succión, puede llegar a provocarse una subida de azucar mortal tanto para el mosquito como para los huevos. Cada puesta ha de ser precedida de la ingesta de sangre. La dieta de los machos consiste en néctar, savia y jugos de frutas, generalmente ricos en azúcares. Los órganos bucales de los machos difieren de los de las hembras en aquello que los habilita para succionar sangre. Excepcionalmente, las hembras de una familia de mosquitos, Toxorhynchites, no ingieren sangre y sus larvas son predadoras de otras larvas de mosquitos. El comportamiento picador (trófico) de estas especies es muy variable habiendo especies que pican preferentemente a las aves y otras a los mamíferos con toda una gradación intermedia.

     Adultos del mosquito de la fiebre amarilla Aedes aegypti, un miembro típico de la subfamilia Culicinae. El macho está ubicado en la izquierda, las hembras en la derecha. Nótese que el macho tiene antenas más gruesas y piezas bucales más largas.

     Como en otros insectos holometábolos (con metamorfosis completa) el desarrollo atraviesa cuatro fases distintas: huevo, larva, pupa y adulto. La tasa de crecimiento corporal depende de la especie y de la temperatura. Por ejemplo, Culex tarsalis puede completar su ciclo vital en 14 días a 20 °C y en sólo diez días a 25 °C. Algunas especies tienen ciclos vitales de apenas siete días y otras, en el extremo opuesto, de varias semanas. Las larvas de Ochlerotatus detritus se pueden desarrollar lentamente a bajas temperaturas durante más de un mes.

    Las larvas de Culícidos se encuentran en casi cualquier masa de agua que se encuentre estancada durante al menos una semana, desde el ecuador hasta casi el círculo polar ártico. Así podemos encontrar larvas en pantanos, marismas, canales, charcos, riberas de ríos, costas, agujeros de árboles, axilas foliares, interior de plantas carnívoras, bidones, cisternas y todo tipo de recipientes al aire libre. No es necesario que haya una gran cantidad de agua. En la mayoría de casos, una altura de 1 cm de agua puede ser suficiente para completar su etapa larvaria.

    Generalmente, los huevos quedan inactivos a temperaturas bajas o en periodos de sequía, esperando condiciones favorables para desarrollarse. Así por ejemplo los de los géneros Aedes y Ochlerotatus suelen depositarlos en lugares propensos a inundarse como marismas, zonas deprimidas e inundables, recipientes o huecos de árboles, esperando mareas o lluvias que inunden sus hábitats.

   Tanto las fases preimaginales (larvas y pupas) como los adultos, son depredados por una gran diversidad de organismos. Las fases acuáticas son atacadas por diversas especies de peces, larvas de escarabajos acuáticos, Notonéctidos y muchos otros grupos de insectos. Los adultos son depredados por arañas, libélulas, anfibios, aves, murciélagos así como otros grupos de insectos.

   Como otros insectos hematófagos, los culícidos son vectores de enfermedades infecciosas. Los esfuerzos para erradicar éstas a menudo eligen como blanco la exterminación de los vectores, porque para el agente infeccioso con frecuencia no existen terapias curativas eficaces, como en la fiebre amarilla, o ni siquiera vacunas, como en el dengue y la malaria. Tradicionalmente se les ha combatido tanto en su fase larvaria como en estado adulto, desecando zonas inundables o tratando con insecticidas sus focos de cría y lugares de reposo incluyendo casas. Estas actuaciones comportaron a menudo efectos secundarios ambientales más o menos graves. Antes de la aparición de insecticidas se aplicó la lucha biológica en gran medida, usando peces depredadores, murciélagos y hasta libélulas. Actualmente, en la mayoría de países desarrollados, la lucha contra los mosquitos se basa en el control integrado y en especial en el control larvario usando baterías tóxicas contra los mosquitos como es el caso de Bacillus thuringiensis var. israelensis.

           El vector de la malaria humana está constituido por diversas especies del género Anopheles. Esta enfermedad es la enfermedad infecciosa que causa más morbilidad y mortalidad, con más de 200 millones de casos cada año en todo el mundo y es uno de los factores que más inciden en la economía de los países más afectados, especialmente en el continente africano. Anopheles gambiae y Anopheles funestus son probablemente las especies animales que más muertes causan en humanos debido a la transmisión de esta letal enfermedad.

           El vector principal de la fiebre amarilla (Aedes (Stegomyia) aegypti) es un mosquito que puede ser huésped del virus del dengue y el de la fiebre amarilla, así como de otras enfermedades causadas principalmente por virus. Es miembro del subgénero Stegomyia dentro del género Aedes.

           En zonas endémicas el mosquito tigre (Aedes albopictus) es vector en la trasmisión de enfermedades como el dengue en América Central, del Sur y zona del Pacífico, la fiebre amarilla y como otras especies de Culícidos, puede ser transmisor de otras enfermedades, especialmente arbovíricas.

           Culex pipiens, quizás el mosquito más común en Europa, es vector de una enfermedad actualmente emergente en Norteamérica, la fiebre del Nilo Occidental llamada en inglés West Nile Fever, aunque de presencia más antigua en el Viejo Mundo. El reservorio del virus, como en otros muchos casos, se encuentra en las aves.

FORMIDACE

    Los formícidos u hormigas (Formicidae) son una familia de insectos sociales que, como las avispas y las abejas, pertenecen al orden de los himenópteros. Las hormigas evolucionaron de antepasados similares a una avispa a mediados del Cretáceo, hace entre 110 y 130 millones de años, diversificándose tras la expansión de las plantas con flor. Son uno de los grupos zoológicos de mayor éxito y en la actualidad están clasificadas más de 12 000 especies, con estimaciones que superan las 14 000, y con unas tendencias actuales que predicen un total de más de 21 000. Se identifican fácilmente por sus antenas en ángulo y su estructura en tres secciones con una estrecha cintura. La rama de la entomología que las estudia se denomina mirmecología

    Forman colonias de un tamaño que se extiende desde unas docenas de individuos predadores que viven en pequeñas cavidades naturales, a colonias muy organizadas que pueden ocupar grandes territorios compuestas por millones de individuos. Estas grandes colonias consisten sobre todo en hembras estériles sin alas que forman castas de «obreras», «soldados» y otros grupos especializados. Las colonias de hormigas también cuentan con algunos machos fértiles y una o varias hembras fértiles llamadas «reinas». Estas colonias son descritas a veces como superorganismos, dado que las hormigas parecen actuar como una entidad única, trabajando colectivamente en apoyo de la colonia.

   Han colonizado casi todas las zonas terrestres del planeta; los únicos lugares que carecen de hormigas indígenas son la Antártida y algunas islas remotas o inhóspitas. Las hormigas prosperan en la mayor parte de estos ecosistemas y se calcula que pueden formar el 15-25% de la biomasa de los animales terrestres. Se estima que hay entre mil billones (1015) y diez mil billones (1016) de hormigas viviendo sobre la Tierra. Se considera que su éxito en tantos entornos se debe a su organización social y a su capacidad para modificar hábitats, a su aprovechamiento de los recursos y a su capacidad de defensa. Su prolongada coevolución con otras especies las ha llevado a desarrollar relaciones miméticas, comensales, parásitas y mutualistas.

    Sus sociedades se caracterizan por la división del trabajo, la comunicación entre individuos y la capacidad de resolver problemas complejos. Estos paralelismos con las sociedades humanas han sido durante mucho tiempo fuente de inspiración y objeto de numerosos estudios.

   Muchas culturas humanas las utilizan como alimento, medicina y como objeto de rituales. Algunas especies son muy valoradas en su papel de agentes de control biológico. Sin embargo, su capacidad de explotar recursos provoca que las hormigas entren en conflicto con los humanos, puesto que pueden dañar cultivos e invadir edificios. Algunas especies, como las hormigas de fuego (género Solenopsis), son consideradas especies invasoras, ya que se han establecido en nuevas áreas donde han sido introducidas casualmente.

   La palabra «hormiga» aparece por primera vez en el siglo XIV y deriva de la palabra latina formīca, que tiene el mismo significado. Tiene el mismo origen que las palabras correspondientes en otras lenguas romances, como por ejemplo formiga (portugués, catalán y gallego), fourmi (francés) y formica (italiano). El nombre de la familia, Formicidae, también deriva del latín formīca.

Taxonomía y evolución

    La familia Formicidae pertenece al orden de los himenópteros, que también incluye sínfitos, avispas y abejas. Las hormigas evolucionaron de un linaje dentro de las avispas vespoideas. Los análisis filogenéticos sugieren que las hormigas aparecieron a mediados del Cretáceo, hace aproximadamente entre 130 y 110 millones de años. Tras la expansión de las plantas con flor hace unos 100 millones de años, se diversificaron y asumieron una posición ecológica dominante hace unos 60 millones de años.  En 1966, E. O. Wilson y sus colegas identificaron los restos fósiles de una hormiga (Sphecomyrma freyi) que vivió en el Cretáceo. El espécimen, atrapado en ámbar, datado como de hace más de 80 millones de años, tiene características tanto de hormigas como de avispas. Sphecomyrma era probablemente una especie recolectora en la superficie, pero algunos estudios sugieren, en base a grupos como Leptanillinae y Martialinae, que las hormigas primitivas probablemente serían depredadoras bajo el suelo.

   Durante el período cretácico, unas pocas especies de hormigas primitivas tenían una amplia distribución en el supercontinente Laurasia (el Hemisferio Norte). Eran escasas en comparación con otros insectos, representando aproximadamente el 1% de la población de insectos. Las hormigas se volvieron dominantes tras la radiación adaptativa a principios del período Terciario. Durante el Oligoceno y el Mioceno ya representaban el 20-40% de todos los insectos encontrados en los principales yacimientos fósiles. De las especies que vivieron en la época eocena, aproximadamente un género de cada diez sobrevive en la actualidad. Los géneros que sobreviven hoy comprenden el 56% de los géneros encontrados en fósiles de ámbar bálticos (Oligoceno temprano) y el 92% de los géneros en fósiles de ámbar dominicanos (aparentemente Mioceno temprano).

   Las termitas, aunque también se las conoce como «hormigas blancas», no son realmente hormigas y pertenecen al orden de los isópteros, por lo que están más estrechamente relacionadas con las cucarachas y las mantis que con las hormigas. El hecho de que las hormigas y las termitas sean ambas eusociales fue motivado por un proceso de convergencia evolutiva. Las hormigas aterciopeladas parecen grandes hormigas, pero realmente son avispas hembras sin alas.

   Habitan en todos los continentes excepto la Antártida y algunas grandes islas, como Groenlandia, Islandia y partes de Polinesia. Las islas hawaianas también carecen de especies de hormigas nativas. Ocupan una gran variedad de nichos ecológicos y son capaces de explotar una amplia gama de recursos alimenticios actuando como herbívoras directas o indirectas, depredadoras y carroñeras. La mayor parte de especies son omnívoras generalistas pero algunas se alimentan de forma especializada.

   Se estima que hay entre mil billones (1015) y diez mil billones (1016) de hormigas viviendo sobre la Tierra. Su dominio ecológico se puede medir por su biomasa: estimaciones realizadas en distintos entornos indican que representan por término medio el 15-20% del total de la biomasa de los animales terrestres, que se eleva a casi el 25% en la zona tropical. De acuerdo con estas estimaciones, la biomasa de todas las hormigas existentes en el mundo sería similar a la biomasa total de todos los seres humanos.26

   Su rango de tamaño varía entre 0,75 y 52 milímetros. Su color también varía; la mayoría son rojas o negras, el verde es menos habitual, y algunas especies tropicales tienen un tono metálico. Actualmente se conocen más de 12 000 especies, con una estimación superior de unas 14 000 especies y con unas tendencias actuales que predicen un total de de más de 21 000, con la mayor diversidad localizada en la zona tropical. Los estudios taxonómicos continúan desarrollando su clasificación y sistemática, y las bases de datos en línea de especies de hormigas, incluidas AntBase e Hymenoptera Name Server, ayudan a seguir la pista de las especies conocidas y de las descritas más recientemente. La relativa facilidad con la que se pueden recoger especímenes y estudiar las hormigas en los distintos ecosistemas, las ha hecho muy útiles como especie indicadora en estudios de biodiversidad.

   Tienen unas características morfológicas distintas de otros insectos, como las antenas en codo, glándulas metapleurales y una fuerte constricción de su segundo segmento abdominal en un peciolo en forma de nodo. La cabeza, mesosoma (el tórax más el primer segmento abdominal, fusionado a éste) y metasoma o gáster (el abdomen menos los segmentos abdominales del peciolo) son sus tres segmentos corporales claramente diferenciados. El peciolo forma una cintura estrecha entre su mesosoma y el gáster. El peciolo puede estar formado por uno o dos nodos (sólo el segundo, o el segundo y tercer segmento abdominal).

     Como el resto de los insectos, las hormigas cuentan con exoesqueleto, una cobertura exterior que sirve de carcasa protectora alrededor del cuerpo y de punto de anclaje para los músculos, en contraste con el endoesqueleto de los humanos y otros vertebrados. Los insectos no tienen pulmones; el oxígeno y otros gases como el dióxido de carbono atraviesan el exoesqueleto a través de unas minúsculas válvulas llamadas espiráculos. Los insectos también carecen de vasos sanguíneos cerrados (sistema circulatorio abierto); en cambio, tienen un tubo perforado, largo y delgado (denominado «aorta dorsal»), que se extiende por la parte superior del cuerpo y que hace las funciones de corazón y bombea hemolinfa hacia la cabeza, gobernando así la circulación de los fluidos internos. El sistema nervioso se compone de un cordón nervioso ventral que se extiende a lo largo del cuerpo, con varios ganglios y ramas que llegan a los extremos de los apéndices.

     La cabeza de una hormiga contiene muchos órganos sensoriales. Como la mayor parte de insectos, tienen ojos compuestos formados por numerosas lentes minúsculas unidas. Sus ojos son adecuados para detectar movimiento, pero no ofrecen una gran resolución. También tienen tres pequeños ocelos (ojos simples) en la parte superior de la cabeza, que detectan el nivel lumínico y la polarización de la luz. En comparación con los vertebrados, la mayoría tienen una visión pobre o mediocre, y algunas especies subterráneas son completamente ciegas. Sin embargo, otras especies, como la hormiga bulldog australiana, tienen una vista excepcional. También en la cabeza cuentan con dos     antenas, órganos con los que pueden detectar sustancias químicas, corrientes de aire y vibraciones y sirven a su vez para transmitir y recibir señales por medio del tacto. Disponen de dos fuertes mandíbulas, que usan para transportar alimentos, manipular objetos, construir nidos y para defenderse. Algunas especies tienen una cámara intrabucal, una especie de pequeño bolsillo que almacena alimento, para después pasárselo a otras hormigas o a las larvas.

   Sus seis patas están ancladas al mesosoma (tórax). Una garra ganchuda situada al final de cada pata ayuda al animal a escalar y a engancharse a varios tipos de superficies. La mayoría de las reinas y los machos tienen alas; las reinas las pierden después del vuelo nupcial, dejando unas marcas visibles que son un rasgo distintivo de las reinas. Sin embargo, en algunas especies las reinas y los machos tampoco tienen alas.

   El metasoma (abdomen) de las hormigas alberga órganos internos importantes, incluidos los del sistema reproductor, respiratorio (tráquea) y excretor. Las obreras de muchas especies tienen el ovipositor modificado en un aguijón que usan para someter a las presas y defender sus nidos.

 

 

LOS BLATODEOS

LOS BLATODEOS

     Los blatodeos (Blattodea, del latín Blatta, «cucaracha» y del griego eidés, «que tiene aspecto de»), conocidos también como cucarachas, son un orden de insectos hemimetábolos de cuerpo aplanado, que miden del orden de 3 cm a 7.5  cm. Se conocen más de 4.500 especies.

    Los primeros fósiles parecidos a blatodeos datan del periodo Carbonífero, hace 354-295 millones de años. Aún así, estos fósiles difieren de los blatodeos modernos en que disponen de un largo oviscapto y son los ancestros de los mantodeos así como de las cucarachas actuales. Los primeros fósiles de blatodeos modernos con oviscapto interno aparecen al comienzo del Cretácico.

    Los entomólogos agrupan a los Mantodea, Isoptera y Blattodea en un superorden llamado Dictyoptera. Evidencias actuales sugieren que las termitas evolucionaron desde las cucarachas auténticas. Si esto fuese así, entonces Blattodea excluyendo los isópteros no serían un grupo monofilético y los isópteros serían actualmente una familia de cucarachas.

   Sus antenas son filiformes, sus ojos compuestos son pequeños, las patas largas, aplanadas y espinosas, y las piezas bucales masticadoras. Sus alas posteriores están protegidas por las anteriores que están esclerotizadas.

    La cucaracha común (Blatta orientalis), también conocida como cucaracha negra u oriental, llega a medir 3,5 cm de largo. El macho tiene alas cortas y no vuela; la hembra carece de alas. Se nutre de gran variedad de alimentos y no deja un olor perceptible.

    Las cucarachas son generalmente omnívoras. Una excepción es la cucaracha xilófaga del género Cryptocercus, con diversas especies encontradas en Rusia, China, Corea y los EE. UU. Aunque son incapaces de digerir la celulosa por ellas mismas, mantienen una relación de simbiosis con protozoos que sí lo hacen, lo que les permite extraer nutrientes. En este aspecto se parecen a las termitas, e investigaciones actuales sugieren que el género Cryptocercus está más estrechamente relacionado a las termitas que otros blatodeos. Las cucarachas son más comunes en climas tropicales y subtropicales. Algunas especies están estrechamente relacionadas con las viviendas y se localizan en estos casos cerca de cubos de basuras o en la cocina.

    Las cucarachas, como todos los insectos, respiran a través de un sistema de tubos llamados tráqueas. Las tráqueas de insectos se abren al exterior a través de los espiráculos, excepto la cabeza. Así, todos los insectos, incluyendo las cucarachas, pueden respirar sin la cabeza. Las válvulas se abren cuando el CO2 en el insecto llega a un nivel alto; entonces el CO2 se difunde fuera de las tráqueas en el exterior y entra aire fresco oxigenado. El sistema traqueal lleva el aire directamente a las células bifurcándose continuamente como un árbol hasta que sus traqueolas de cutícula más finas estén asociados con cada célula, permitiendo que el oxígeno gaseoso se disuelva en el citoplasma al otro lado de la cutícula fina de la traqueola. El CO2 se difunde desde las células hacia la traqueola.

    En algunos insectos muy grandes el proceso de difusión pasiva es insuficiente para proporcionar oxígeno con el flujo idóneo y la musculatura del cuerpo se puede contraer rítmicamente para forzar la entrada de aire en los espiráculos.3

   La hembra realiza la puesta de huevecillos externamente en una ooteca oblongada, aunque hay una especie, Diploptera punctata, que es vivípara.4 Las cucarachas hembras a menudo llevan estuches, llamados ootecas, donde están los huevos al extremo del abdomen. La ooteca de la cucaracha germánica contiene entre 30–40 huevos, largos y delgados, empaquetados como salchichas. Las ninfas surgen de los huevos por la presión combinada de las ninfas que tragan aire, y son inicialmente de color blanco brillante, se endurecen y oscurecen en aproximadamente cuatro horas. Su etapa blanca es transitoria mientras salen y la posterior muda ha llevado a muchas personas a afirmar haber visto cucarachas albinas.

     B. germanica lleva una ooteca que contiene en torno a 40 huevos. Deja caer la cápsula antes de que salgan las ninfas. El desarrollo desde huevos hasta adultos dura entre 3 y 4 meses. Las cucarachas pueden llegar a vivir un año. La hembra puede producir hasta ocho ootecas a lo largo de su ciclo reproductor; en condiciones favorables, puede producir entre 300 y 400 descendientes. Otras especies de cucarachas, sin embargo, pueden producir un número extremadamente alto de huevos en su vida y necesitar nada más que una sola cópula.

     La cucaracha más grande descrita hasta ahora proviene de Australia, la cucaracha rinoceronte, que puede crecer hasta 9 cm de largo y pesar más de 30 gramos. Comparable en tamaño es la cucaracha gigante Blaberus giganteus que tiene una longitud similar, pero no es tan pesada.

    Las cucarachas se encuentran entre los animales más resistentes del planeta, algunas especies son capaces de mantenerse activas durante un mes sin comida o siendo capaces de sobrevivir con recursos limitados, por ejemplo ingiriendo únicamente cola de sellos.   Algunas pueden vivir sin aire durante 45 minutos o ralentizar los latidos del corazón

    Existe la creencia popular o leyenda urbana de que las cucarachas repoblarán la Tierra si la humanidad se autodestruyera a causa de una guerra nuclear. Las cucarachas tienen una mayor resistencia a las radiaciones que los vertebrados, con una dosis letal entre 6 y 15 veces mayor que los humanos. Aun así, no son excepcionalmente resistentes a las radiaciones en comparación a otros insectos como la mosca de la fruta.

    La capacidad de soportar mejor las radiaciones que los humanos se puede explicar en términos de ciclo celular. Las células son más vulnerables a los efectos de la radiación cuando se están dividiendo. Las células de la cucaracha se dividen sólo una vez cuando se encuentran en cada ciclo de muda, lo cual pasa semanalmente en cucarachas jóvenes. Las células del animal tardan 48 horas para completar un ciclo, lo que dejaría bastante tiempo a la radiación para afectarlas, pero no todas las cucarachas lo harían al mismo tiempo. Eso significa que habría no afectadas por la radiación y que por lo tanto sobrevivirían, al menos inicialmente.

     Las cucarachas han mostrado conductas emergentes. Un estudio de la Universidad de Florida muestra que las cucarachas dejan rastros químicos en su excremento. Otras cucarachas siguen estos rastros para descubrir fuentes de comida y de agua, y también para descubrir dónde están escondidas. La investigación ha mostrado que la toma de decisiones basada en el grupo es responsable de más comportamientos complejos como la asignación de recursos. Un estudio donde 50 individuos se ponían en un plato con tres refugios con capacidad para 40 insectos en cada uno, los insectos se agrupaban en dos refugios con 25 insectos, dejando vacío el tercero. Si la capacidad de los refugios se aumentaba hasta más de 50 cucarachas por refugio, todas se metían en el mismo refugio. Los investigadores encontraron un equilibrio entre cooperación y competencia en el comportamiento de toma de decisión colectiva de las cucarachas. Los modelos utilizados en esta investigación también pueden explicar la dinámica de grupo de otros insectos y animales.

   Otro estudio probaba la hipótesis de que las cucarachas utilizan sólo dos informaciones para decidir dónde esconderse: qué oscuro está y cuántos de sus amigos están allí. El estudio dirigido por José Halloy y colegas en la Universidad Libre de Bruselas y otras instituciones europeas creó un conjunto de pequeños robots que eran reconocidos como congéneres por las cucarachas y así manipular su percepción de masa crítica.

   Aparte, investigadores de la Universidad de Tohoku hicieron un experimento de condicionamiento con cucarachas y descubrieron que los insectos asociaban el olor de la vainilla y la menta con el azúcar.

    Las cucarachas son eminentemente nocturnas y normalmente fotofóbicas, por lo que corren cuando se exponen a la luz. De forma excepcional la cucaracha oriental es atraída por la luz.

     Las cucarachas viven en una amplia diversidad de ambientes. Las especies de plagas de cucarachas se adaptan inmediatamente a una variedad de ambientes, pero prefieren las condiciones cálidas de dentro de los edificios. Muchas especies tropicales prefieren ambientes incluso más cálidos y húmedos y no infestan la mayoría de casas. Se calcula que aproximadamente sólo 20 especies de cucarachas de entre las 3.500 especies descritas pueden molestar al hombre.

Algunas especies de cucaracha son:

           Blaberus atropus

           Blaberus boliviensis

           Blaberus colosseus

           Blaberus craniifer' -' - cucaracha auténtica death's head

           Blaberus discoidalis cucaracha "discoide" o falsa death's head

           Blaberus giganteus

           Blaberus parabolicus

           Blaptica dubia - cucaracha argentina es criada para la alimentación de reptiles y artrópodos que requieren ser alimentadas con cebos vivos.

           Blatta orientalis - cucaracha oriental o cucaracha negra

           Blatella germanica - cucaracha rubia o alemana

           Blatella asahinai - cucaracha asiática

           Eublaberus distanti

           Eublaberus prosticus

           Eurycotis floridana - cucaracha de Florida

           Eurycotis opaca

           Gromphadorhina grandidieri - cucaracha gigante de Madagascar

           Gromphadorhina oblongata

           Gromphadorhina portentosa

           Megaloblatta longipennis

           Macropanesthia rhinoceros

           Panchlora nivea - es criada para la alimentación de serpientes y artrópodos que requieren ser alimentadas con cebos vivos.

           Parcoblatta pennsylvanica - cucaracha de Pennsylvania.

           Periplaneta americana - cucaracha americana. Importada en el puerto de Barcelona entre finales de los 80 y principios de los 90, se ha extendido por toda la península ibérica.[cita requerida]

           Periplaneta australasiae - cucaracha australiana

           Periplaneta brunnea - cucaracha parda

           Periplaneta fuliginosa - cucaracha smokybrown'

           Pycnoscelus surinamensis - cucaracha parda de Surinam

           Shelfordella tartara - runner.; es criada para la alimentación de reptiles y tarántulas que requieren ser alimentadas con cebos vivos.

           Supella longipalpa - cucaracha banda café; es criada para la alimentación de reptiles y otros artrópodos que requieren ser alimentadas con cebos vivos.

Algunas características notables de las cucarachas

           Las cucarachas pueden sobrevivir a la disección quirúrgica estéril de la cabeza durante un periodo muy largo, especialmente si últimamente se ha alimentado, pero naturalmente son incapaces de alimentarse y mueren al cabo de unas pocas semanas por inanición.

           Son capaces de soportar dosis de radiactividad de 6 a 15 veces superiores a las de los seres humanos, aunque no son insectos tan resistentes a la radiación como Drosophila, la mosca de la fruta, o la avispa parasitoide Habrobracon. Esta resistencia se entiende en términos de división celular: la radiación afecta a las células en división y por ello son más sensibles cuando se produce el ciclo de muda. Sin embargo, sucumben con facilidad ante el calor excesivo ya que carecen de mecanismo regulador de temperatura.

           Una cucaracha es capaz de sobrevivir durante más de un mes sin agua. En caso de necesidad, puede absorber la humedad ambiental a través de su cuerpo.

           Las cucarachas han cambiado muy poco desde su aparición en el Carbonífero, hace unos 300 millones de años.

           Prefieren alimentos con gran contenido en almidón, grasas y azúcares, y pueden comer desde cuero hasta pegamento.

           Desarrollan su actividad durante la noche y pasan el 75% de su vida en una grieta, junta, o pequeña cavidad.

           Son prácticamente ciegas, utilizando sus antenas en contacto continuo con las superficies para detectar vibraciones, cambios de temperatura y humedad, etc.

           Producen secreciones olorosas que llegan a afectar al sabor de la comida.

           Sus excrementos, así como partes de su cuerpo, pueden contener un elevado número de alérgenos que en personas sensibles pueden provocar urticarias, estornudos o lagrimeo severo.

           Se las considera uno de los principales vectores de transmisión de enfermedades en el ser humano a través de la contaminación de alimentos y de utensilios de cocina por simple contacto.

           La mayoría de las veces las cucarachas mueren boca arriba, debido a que el rigor mortis hace que se contraigan sus patas, de forma que se desequilibran y finalmente vuelcan; o debido a espasmos causados por insecticidas. También es una postura que suelen adoptar como mecanismo de defensa, simulando su muerte para escapar de algún peligro que las aceche.