Hirudinea.
Los hirudíneos (Hirudinea) son una clase del filo anélido, conocido popularmente como sanguijuelas. Hay hirudíneos marinos, terrestres y arborícolas, pero la gran mayoría de especies son de agua dulce. Como sus parientes cercanos, los oligoquetos comparten la presencia de un clitelo. Pueden medir 20 cm y pesar hasta 30 g. Su desarrollada elasticidad y flexibilidad es sorprendente. Su longevidad media es de 27 años.
Su anatomía, aunque similar en algunos aspectos a los poliquetos y oligoquetos, refleja su largo camino evolutivo y le distingue de los otros anélidos. Algunas tienen tres mandíbulas, ausentes en los otros grupos. Los primeros segmentos o metámeros forman la cabeza (cefalización) y el resto el tronco. El cuerpo de las sanguijuelas se compone de un número constante de segmentos según el orden: los Acanthobdellida presentan 15, los Branchiobdellida presentan 30 y los Euhirudinea presentan 34 metámeros. El tegumento exterior, con un marcado anillamiento, no se corresponde con la metamerización interna. Respira por la piel y tiene dos corazones.
El celoma está en gran parte lleno de tejido y reducido a un sistema de canales estrechos. Cada metámero tiene una capa externa (una delgada cutícula y epidermis), bajo la cual existe una capa de músculo circular y debajo, un sistema de músculos longitudinales. Han perdido los tabiques de separación de los metámeros, por lo que no pueden moverse por movimientos peristálticos como poliquetos y oligoquetos.
Todas tienen una ventosa ventral formada por los últimos seis segmentos del cuerpo, y es de una combinación del moco y de la succión causada por los músculos concéntricos formados por los músculos circulares de los segmentos, de donde se deriva la ventosa. Como las lombrices de tierra, las sanguijuelas son hermafroditas.
El aparato digestivo de las sanguijuelas comienza por la ventosa anterior o capula, sigue la mandíbula, luego la faringe que se extiende hasta el buche, el cual se dirige al intestino. El tracto digestivo acaba en un ano, donde finaliza en la ventosa posterior o cotilo. El buche es un tipo de estómago que trabaja como un compartimiento de almacenamiento expansible. El buche permite que un hematófago almacene sangre hasta cinco veces el tamaño de su cuerpo.
Su sistema nervioso y sanguíneo esta constituido por la cabeza posee formaciones nerviosas y órganos sensoriales: visuales, olfatorios, táctiles.
Con dos corazones, el sistema vascular incluye un vaso dorsal que transporta la sangre hacia el frente del gusano, y un vaso longitudinal ventral que transporta la sangre en la dirección opuesta. Los dos vasos están conectados por un seno vascular y por vasos laterales de varias clases.
Tienen de 10 a 17 pares de tubulos metanefridiales, un par por segmento, en el tercio medio del cuerpo. Como resultado de la reducción del celoma y la desaparición de los septos, los túbulos nefridiales están embebidos en el tejido conjuntivo y los nefrostomas sobresalen en los conductos celomáticos. Cada nefrostoma ciliado desemboca en una cápsula no cilada. La cavidad de la capsula no comunica con el conducto nefridial. Este conducto se compone de un conducto principal con muchos canalículos ramificados. El conducto principal se ensancha en una vejiga urinaria que abre al exterior por un nefridioporo ventrolateral. El revestimiento epitelial de los conductos celómicos es poroso, con células similares a podocitos. Así, la orina primaria se forma cuando el liquido celomático se filtra hacia el tejido conjuntivo que rodea a los canalículos. Las células canaliculares secretan sales dentro de la luz canalicular y el liquido que esta ahora en el tejido conjuntivo pasa al interior del nefroducto. Cuando el agua fluye hacia la vejiga, las células que revisten el túbulo reabsorben las sales por lo que se concentra una orina hiposmótica. Siendo por tanto los nefridios, importantes osmorreguladores. Los nefrostomas en este grupo cambiaron de ser excretores a defensivos, ya que tienen amebocitos que capturan y digieren material extraño.
Los hirudíneos son depredadores y se alimentan de pequeños gusanos, gasterópodos, crustáceos, larvas, renacuajos, alevines, insectos, etc. Son capaces de tragarse entera una lombriz tan larga como él.
Solo algunas especies de sanguijuelas son hematófagas que atacan a vertebrados: anfibios, familias acuáticas de aves y reptiles y están especializados en peces y mamíferos. Denominados ectoparásitos, no son realmente parásitos ya que llevan una vida independiente, siendo su alimentación una depredación sobre especies distintas. Se adhieren a su víctima y permanecen allí.
Estos animales se encuentran mundialmente en todos los hábitats húmedos o acuáticos, excepto polares y marinos. Las sanguijuelas están protegidas en numerosos países por su disminución, consecuencia de la destrucción de su hábitat y la polución. Al final del siglo XIX, por ejemplo, más de 50 millones de sanguijuelas medicinales poblaban los pantanos y estanques de Francia. Hoy en día esta especie está extinta en estado salvaje. La desecación y polución de humedales, los pesticidas, la introducción de especies exóticas, entre otros, han exterminado esta especie y hecho raras a la mayoría de las otras especies. La presencia de sanguijuelas en las aguas libres, es un indicativo de la calidad de las aguas. Son sensibles a los compuestos nitrogenados, provenientes de los productos agricolas y muy sensibles a los insecticidas. Estos contaminantes afectan también a los renacuajos y a las larvas de libelulas, caballitos del diablo, chinches acuáticas etc. Según las especies faltantes se determina con facilidad el grado de eutrofización del medio.
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